Abrí la puerta y me sentí liberada. Mi pulso perdió velocidad, mi respiración se calmó. Me detuve en la acera y noté cómo el pánico cedía, pero volvió a dispararse cuándo pensé: "Dios, ¿tan mal estoy que no puedo estar ni con mi propia hermana? Y ahora tengo que regresar a mi apartamento vacío".
Vaya palo. No podía estar con gente pero no quería estar sola. De repente, mi visión se amplió y me encontré en medio del espacio, observando el mundo. Podía ver a millones y millones de personas, cada una dirigiendo su vida.
Luego pude verme a mí. Había perdido mi lugar en el universo.
Se habían cerrado las puertas y me habían dejado fuera.
Estaba más perdida de lo que creía que podía estar un ser humano.
Esto es un fragmento de "¿Hay alguien ahí fuera?" de Marian Keyes, gran narradora en mi opinión. El libro me ha encantado. Quizás no es uno de aquellos libros que te marcan profundamente, el libro al que recuerdas el resto de tu vida cuándo te preguntan por tu preferido. Pero, definitivamente, me ha gustado.
Es una de aquellas historias cotidianas y muy reales en las que te sientes muy pero que muy cómoda, realmente como si fuera una vida paralela a la tuya, una historia a la que sólo tú tienes acceso al abrir esas páginas llenas de ironía, perspicacia y sentido del humor.
Y ahora me da pena. Muuucha pena. Sí, ahora siento eso que se siente justo cuando acabas de terminar un libro largo que casi formaba parte de tu día a día. ¿Y ahora qué? ¿Cómo seguirá la vida de mis queridos personajes?
Pues ale, tendré que imaginármela. Y si no, tendré que conseguir otro libro ya, otro libro que consiga adentrarme en su historia, un nuevo mundo con nuevos personajes y experiencias que conocer...